Durante las vacaciones de verano, en Cabrejas viendo el programa "Un paseo por Castilla y Leon" en el canal de La 8 Soria, donde emitían un programa sobre Peñalcázar, y me entró la curiosidad, y me dije que tenia que ir a conocer ese pueblo. Y llegó el día, el 3 de diciembre pasado, que en Navarra tenemos fiesta, y aprovechando el viaje hacia Cabrejas, nos acercamos Amaia y yo, hacer una corta visita a Peñalcázar. Pudimos comprobar in situ lo duro que tenia que ser vivir allí, nos tocó una fría y ventosa mañana de otoño, donde no podías parar un instante porque te quedabas helado. Pero esto no fue impedimento para recorrer sus calles, sus casas, iglesia y todos los maravillosos rincones que todavia esconde este deshabitado pueblo.
Peñalcázar es una localidad despoblada que se encuentra en la provincia de Soria. Actualmente pertenece al municipio de La Quiñonería en la Comarca de Campo de Gomara.
Soria es una de las provincias españolas que más virulentamente ha sufrido el fenómeno de la despoblación.
A 1 de enero de 2021 según el INE la población era de 88747. La dimensión del problema de la despoblación es todavía mayor si tenemos en cuenta que la pirámide demográfica de Soria es invertida. 1 de cada 3 habitantes tiene más de 60 años. Además la población se encuentra dispersa, sólo la capital cuenta con más de 20.000 habitantes, otra población supera los 5000 habitantes y solo 6 los 2000 habitantes.
En el caso de la comarca del Campo de Gómara los efectos de la despoblación son devastadores. Solo existen 5 núcleos de población en toda la comarca que superen los 100 habitantes y ninguno de ellos supera los 300. Su población se ha reducido de 15.245 habitantes en 1.930 a 1600 en el año 2.020.
Peñalcazar se encuentra a 52 km de Soria, al mismo accedemos por la N-234 tomando el desvío a la Quiñoneria. Al despoblado no se puede acceder en coche, deberemos aparcar el coche junto a una gravera que hay situada al lado de la carretera. También se puede acceder desde la carretera local que une Almazul y la Quiñonería y desde la carretera que va de Deza a La Alameda.
Este curioso despoblado medieval, se encuentra asentado sobre una muela denominada La Peña. Alzándose a más de 100 metros de altura desde la carretera donde dejamos el coche y a 1212 metros sobre el nivel del mar, la antigua fortificación de Peñalcázar se postra vigorosa y espléndida sobre los parajes sorianos que inundan la planicie hasta donde alcanza nuestra vista.
La altitud del enclave conlleva una fuerte climatología nada cómoda para la vida vegetal o animal.
La geografía de la peña nos permite entender la edificación y la historia de Peñalcázar. Situado sobre una gran montaña caliza con minas de plata y de plomo atravesando su interior, el pueblo ahora abandonado de Peñalcázar sirvió antaño para dar cobijo a asentamientos humanos prehistóricos. La evidencia en torno a estos asentamientos prehistóricos viene dada por testimonios de cavernas pobladas llamadas caverna de las Brujas y caverna del Viñador.
Sabemos que Peñalcázar fue una ciudad celtíbera y luego romana que se dio a conocer como Centóbriga o Celtíbriga (alta fortaleza). Posteriormente, el asentamiento pasó a ser dominado por los árabes (siglo IX – X) que tras la irrupción del Cid en la zona y la conquista del cercano lugar de Alcocer (XII), decidieron pagar parias para protegerse de los enfrentamientos internos entre los reinos de taifas y para protegerse también de los ataques cristianos.
Por este motivo, la fortaleza de Peñalcázar (Al-qasr, fortaleza) pasó a formar parte del Cantar del Mío Cid (obra anónima que relata las hazañas heroicas del Cid, caballero castellano Rodrigo Díaz de Vivar conocido comúnmente como El Campeador). En esta obra poética, también aparece nombrado el castillo de Alcocer. Veintidós son los episodios que relatan la sangrienta batalla entre las tropas del Cid Campeador y los tres mil hombres enviados desde Valencia por el rey árabe Tamin para así recuperar la fortaleza conquistada por el Cid días atrás en una batalla que duró 105 días.
Algunas personas sitúan el histórico pueblo de Alcocer en Peñalcázar. Otros dicen que se encuentra en un terreno situado entre los pueblos de Ateca y Terrer.
Sin embargo, tras la conquista del Cid Campeador, Peñalcázar continuó siendo escenario de grandes batallas entre castellanos y aragoneses, llegando a ser ocupada por el reino de Navarra en 1.447.
Según el “Corpus de Castillos Medievales de Castilla”, Peñalcázar contaba con dos entradas y con dos grandes puertas de hierro de las que ya no queda nada.
Finalmente, las tropas aragonesas tomaron el control de la majestuosa plaza de Peñalcázar (1706). Los franceses también intentaron tomar el control del enclave defensivo durante la Guerra de la Independencia de Septiembre de 1.810.
Tras todo este recorrido de guerras y confrontaciones por el dominio de la tierra, la población de Peñalcázar llega a alcanzar los 266 habitantes en 1848 (Diccionario Madoz). Es entonces cuando Peñalcázar remonta y constituye su propio ayuntamiento, una escuela de instrucción primaria, una iglesia parroquial con cura y tres ermitas.
A base de cereal, legumbre, ganadería bovina y la cría de bueyes para trabajar el campo, vivían los antiguos habitantes de la peña.
No obstante, la despoblación de la antigua plaza Alcazar tiene sus comienzos hace ya ocho siglos. Los habitantes de aquella época, estaban eximidos de pagar tributos para evitar la migración a la parte baja de la meseta.
Como dice Cándido Heras, lo que no mejora empeora.
El declive de Peñalcázar se cierne sobre sus últimos y solitarios habitantes. Por lo que he podido leer, Peñalcázar pasó de tener 266 habitantes en 1848 a tan sólo 6 vecinos cien años después, para terminar de estar deshabitada por completo en los años 70.
En cuanto a la iglesia del pueblo, está dedicada a San Miguel, data del siglo XV y es de estilo gótico-renacentista. El expolio es generalizado en todos los sentidos y Peñalcázar sobrevive gracias a los recuerdos y a las visitas fugaces.
En Peñalcázar, puede sentirse de manera especial la mezcla de guerra y de paz, de historia y de olvido, de ilusión y de tristeza, de efímeros recuerdos desacompasados por la brevedad del tiempo. Inundan estos los rincones de este milenario despoblado ancestral.
Actualmente, apenas pueden observarse algunos restos de los muros que en su día, brindaron protección a los habitantes de la Peña de Alcazar. Al parecer, han existido propuestas políticas para regenerar este pueblo, pero tal vez el tiempo también se las haya llevado.
Mientras el pueblo de Peñalcázar mengua, el recuerdo también se desvanece. Van cayendo sus piedras y los caminos desaparecen.
Texto sacado de internet, de los blogs: https://pueblosdelolvido.com/penalcazar-soria/
http://abandonadosalsilencio.blogspot.com/2017/02/penalcazar.html
Imágenes que tomamos en nuestra visita a Pañalcazar el 3-12-21, poco que explicar hablan por si solas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario